Thursday, August 23, 2007

-“¿Qué querés decir con eso de ‘desautomatización’?”
Y justamente de eso se trata la meditación: desautomatización. Le dije:
-“Hacé una cosa: olvidate de dejar de fumar; no hay necesidad tampoco…Durante treinta años fumaste y viviste; por supuesto que era un sufrimiento pero te llegaste a acostumbrar a eso también…y ¿qué te importa si te morís unas horas antes de lo que lo hubieses hecho sin fumar?, ¿qué vas a hacer acá?, ¿qué hiciste?…entonces, ¿cuál es el problema? -podés morirte el lunes, o el martes, o un domingo, este año o el próximo-, ¿qué importa?”
Me contestó:
-“Sí, claro, eso es verdad, no importa…” entonces, le dije:
-“Olvidalo; no lo vamos a dejar en absoluto, más bien lo vamos a entender. Así que la próxima vez convertilo en una meditación…”
Me preguntó:
-“¿Fumar, una meditación?” Le dije:
-“Sí, si la gente Zen puede hacer una meditación y una ceremonia del tomar té, ¿porqué no? fumar puede ser una meditación igualmente bella…”
Me miró encantado y dijo:
-“¿Qué estás diciendo?” Con renovada vitalidad me dijo:
-“¿Meditación? ¡decime, por favor; no puedo esperar!”
Le di la meditación diciéndole:
-“Hacé una cosa: cuando estés sacando el atado de cigarrillos de tu bolsillo, hacelo lentamente…Disfrutalo, no hay apuro; sé conciente, alerta, lúcido…sacalo lentamente y con total conciencia -no como antes, apurado, inconscientemente, mecánico. Después, empezá a darle golpecitos al atado -pero muy alerta.
Escuchá el sonido, como hacen los Zen cuando el samovar se pone a cantar mientras va hirviendo el té…y
el aroma…mmm -Después, sentí el aroma del cigarro y su belleza…”