Wednesday, August 22, 2007

MEDITACION FUMANDO

Un hombre me vino a ver; hacía treinta años que era un fumador empedernido; estaba enfermo y los doctores le decían:
“Si no dejás de fumar, no vas a curarte nunca”.
Pero era un fumador crónico; no lo podía evitar. Había tratado de dejar -no es que no hubiese tratado-; había hecho un gran esfuerzo y había sufrido mucho en el intento…Pero todo duraba uno o dos días y de vuelta venía el impulso de fumar y tan tremendamente que lo arrollaba…Otra vez caía en el mismo hábito.
Por este hábito había perdido toda la confianza en sí mismo: sabía que no podía hacer algo por más pequeño que sea: no podía dejar de fumar. Ante sus propios ojos se había vuelto un inútil; se creía el ser más despreciable de la tierra; no tenía respeto por sí mismo…Me vino a ver.
Me preguntó:
-“¿Qué puedo hacer?, ¿cómo puedo dejar de fumar?” Le respondí:
-“Nadie puede dejar de fumar; tenés que darte cuenta. Fumar, ahora no es una cuestión de tu decisión; ya entró en el mundo de tus hábitos; ya hechó raíces…Treinta años es mucho tiempo; ya hechó raíces en tu cuerpo, en tu química; se extendió por todas partes…no es solamente cuestión que tu cabeza decida; no puede hacer nada tu cabeza. La cabeza es impotente; puede empezar cosas pero no las puede parar tan fácilmente…Una vez que empezaste y una vez que practicaste esto por tanto tiempo…ya sos un gran yogui -¡Treinta años practicando el fumar! Ya se hizo autónomo; vas a tener que desautomatizarlo…”.
Entonces, me preguntó: