Sunday, July 01, 2007

En la antigua Mongolia, tenían la idea que en cada vida, se reprimía todo dolor…y el dolor se reprime porque nadie lo quiere. Vos no querés estar dolorido entonces lo reprimís, lo evitás, mirás para otro lado.
Pero está ahí.
Y la idea de los mongoles era -y yo estoy de acuerdo con ella-, que vida tras vida, sigue acumulándose en vos, convirtiéndose en una dura costra de dolor. Si vas para adentro, vas a encontrarte con ambas: risas y llanto. Es por eso que a veces pasa que, al reírse, repentinamente, también empiezan a salir las lágrimas al mismo tiempo…-esto confunde mucho porque, normalmente pensamos que son contrarias, que cuando estás lleno de lágrimas no es momento de reír, o cuando te está riendo no es la estación apropiada para las lágrimas. Pero la existencia no cree en tus conceptos e ideologías; la existencia trasciende todos tus conceptos, que son dualistas, que están basados en la dualidad. Día y noche, risas y lágrimas, dolor y alegría, ambos llegan juntos…
Cuando un hombre llega a su ser más profundo, va a descubrir que la primera capa es de risas, y la segunda de agonía, de lágrimas.
Entonces, durante siete días permitíte llorar, derramar lágrimas sin ningún motivo -las lágrimas están ahí esperando salir, solamente que vos las estás impidiendo…Bueno, dejalas, y cada vez que sientas que no salen, solamente decí:
“¡Yaa-Bú!”
Estos son sonidos puros que se usan como una técnica para sacar toda tu risa y todas tus lágrimas y limpiarte por completo para que puedas llegar a ser un niño inocente.
Por último, la tercera parte es ser testigo -el observador en la cima. Por último, después de la risa y las lágrimas, solamente queda un testigo silencioso. El ser testigo por sí solo es automáticamente represivo.
Cuando sos testigo se interrumpe el llanto, se duerme. Esta meditación se deshace de la risa y las lágrimas de antemano, entonces cuando está el testigo no hay nada que reprimir. Entonces, al ser testigo, se abre un cielo limpio…Entonces por siete días experimentás claridad.
Esta es mi meditación, absolutamente.